viernes, 1 de febrero de 2013

JAVIER GALARZA / LAS PERCHAS

JAVIER GALARZA




LAS PERCHAS

1.

 me abruma la simultaneidad del transcurrir,

las imágenes que los espejos saben guardar,
las muecas del amor que se pierde en la penumbra,
los pliegues de tristeza que prolongan cada desvestir,
enredando junto a la ropa el silencio de esta desnudez.

2.

te convoca este momento,
porque hubo sombras, y fuimos pocos
los que guardamos el secreto.

3.

no vi el amanecer hasta que dormimos juntos.
desde que te fuiste despierto solo y asustado.
no tengo albas sin tu cuerpo.

4.

ya crezcan mis manos al vacío de los días
hacia donde esta lluvia ya no sabrá de mí.

 
de El Silencio Continente, 2008, De los cuerpos del amor, Libro I.

MACKY CORBALÁN / La llave

MACKY CORBALÁN

La llave
La miro con detenimiento,
con fruición. Es diferente: brilla

con luz y oscuridad, su forma
quiso parecer un corazón
pero quedó a la mitad.

Sonríe y mira.

"La llave de mi corazón" decís al
ponerla sobre mi mano,
y vuelvo a mirarla por si fuera cierto,
como si sólo debiera elegir
el momento, el modo de la entrada.

Creer en las palabras, en el
latir que las empuja hasta la dicción,
que lo que dicen es cierto,
de alguna manera.
Creer en lo que se ve, en lo que el cuerpo
recibe, agradecido, y que el sudor deja
más que sal piel adentro.

Antes que la religión, el amor
es materia de fe.

 
(De Como mil flores)
Macky Corbalán
 De: El Pez Náufrago








MACKY CORBALÁN 
Licenciada en Servicio Social, Periodista y Poeta. Nacida en Cutral-Co en 1963, ha publicado dos valiosos libros: La Pasajera de la Arena (1992) y Inferno (1999). Fue miembro del Grupo de Poesía en Trámite de Neuquén e impulsora del gran movimiento de mujeres escritoras del Norte de la Patagonia. Macky es uno de los referentes mas importantes a nivel nacional de las letras Patagónicas. 





No hay sol aquí, sólo luz de artificio para un día eterno.
Olvidadas las dimensiones,
semejamos maquetas inmóviles
que hipan secamente,
la ausencia de sombras que temer.
Todo es blanco, todo es negro,
un damero de inacabables giros.
Hoy creí ver un pájaro. Eran mis manos
intentando abrir, febriles, una ventana sellada.






PIETRO SALEMME

PIETRO SALEMME
Prosa en la tarde

Visito las ruinas de los estranguladores, me acompañan golosos vicios y torres sin base que sostienen en su sombra pasajeras sensaciones de angustia.

Las naves del viaje infinito esparcen su humata rencorosa sobre los pedregales de un Neptuno encolerizado.

Salpican como gotas mortuorias los rizos del tiempo sobre la puerta de mis pabellones auditivos.

Ante el espejo, la falacia desmedida. El puro encanto en sí. La ramera de la calle de los puercos rezos. El Otro infame, caramelo del agnóstico seductor de las mariposas.

Ojos endrinos, la feria se revuelca. Los toldos tendidos como bandera de piratas, asaltan la tarde del callejón. Amarga dicotomía. Si pudiera contarla.

  Destrizan mi alma prematura, sillón de almitas viajeras. Ahí queda el resto impávido. Allí la mesa del sepulturero. Por allá la bordonería. Nada por aquí. Costumbre de los cercenados. Despropósitos. Sañuda rutina.

Los precios que se pagan por malvender las ansias. Nadie presta atención a los contratos cuando la fortuna acecha pomposa y regodeante. Las cuentas, los saldos. Mala aventura, los idiotas festejan con la luna.

La marquita que llevo cocida en la nuca responde a los sufragios de los besos impiadosos. Pieles cuereadas y apiladas en los tachos, deshechos indeshechables. La mano que se acerca. La dureza del pecho, ese cayo que es el corazón. Roído, mi Señor.

No pude perpetuar mi naturaleza. La esencia de mi niño –agonizante, que nunca muere- hace malabares en la sangre del toro hambriento. Me sale por la boca el escupitajo de la repugnancia, unido a su benevolente palpitar. (¡Bicocas, niño, bicocas nadie quiere!).

Doy coces a los ramos de las flores que me dejaste sobre la tumba. Marchitas ramas de pena infundada. He perdido la fe con total entereza. Nadie que lo diga, logrará conmoverme. Acto atrás, no me es posible.A veces extraño la sutil inocencia, la entrega satisfecha, el oído siendo acariciado por bellezas corazonadas de espíritus compañeros. Pero por sobretodo, extraño mi fe en aquellos actos. Mi creencia. Mi regocijo.

Pietro 18.39 hrs 14/02/99






Las Nosotras 
de Pietro Salemme

nosotras fuimos las locas
las tildadas las burladas
nostras fuimos el chivo que se escapa cada noche de tu casa
nosotras fuimos la sangre que se cuaja en el maquillaje
la vanguardia y las ganas de no ser tanto para nada
nosotras fuimos la herida que dejó tu compañía
el espejo deformado
la siesta siniestra en el pueblo de tu infancia
nosotros fuimos tu boca 
tu mueca
y la sarna de tus labios escondidos en la alfombra
nosotras fuimos las tontas, la desgracia, 
las bufonas de tu corte 
nosotras fuimos tu impotencia, tu enfermedad, tu siniestro en la ruta
nosotras fuimos el corso, la comparsa, la noche de vino gratis 

nosotras
la devenidas cambiadas rasuradas perdidas desencajadas robadas masacradas
marcadas llegadas desvestidas 
nosotras
 las abanderadas
las del primer banco
las últimas de la fila por altas
las brutas las zurdas las desprejuiciadas
nosotras las cenicientas las reinas las roñosas 
que de cada hombre hacemos un sapo mágicamente besado
nosotras las sordas que comemos con las orejas
lo que tu hinchada desgañita
las que pasamos raspando por tu cuello de pollo de criadero
nosotras las putas que no quiso tu madre 
porque a una madre como la tuya nadie le gana a puta muy puta
nosotras las santas impolutas vírgenes diabólicas
nosotras las nacidas para ser violadas
las construidas para ser golpeadas
las hijas criadas para tu sentimiento incestuoso
nosotras las de la nuez de Adán mojada con tu saliva
las ahorcaditas de tu memoria
nosotras las de los mil nombres y ningún documento de identidad
nosotras las que nadie sabe que estamos acá
a las que nunca van a buscar
las que no restan cuando faltan
las que no nos sentamos a tu mesa pero que estamos bien invitadas a tu cama
NOSOTRAS
las que victoreamos tus leyes 
acompañamos tus marchas
empujamos tu lucha
las olvidadas postergadas descartables evitables
las que hacemos bulto
las que damos mala imagen
las desorientadas
las escandalosas
las que pagamos el doble la entrada
las que no entramos
las que nos quedamos en la puerta
las resignadas
nosotras las chicas las señoritas las niñas las nenas las damas las reventadas
las mismas
NOSOTRAS estamos vivas
y vivimos en tu insulto
en tu burla
en los besos de tu amor
en tu sexo dubitativo
en tu morbo
en tus hijos
en tus padres
en tu escuela
en tus malditos hospitales
y en tu muerte
también estamos vivas

ESTAMOS VIVAS
y no estamos locas
solamente
un poco cansadas


Pietro Salemme
2010





Sus Blogs
PIETRO SALEMMEDramaturgo, Escritor, Director de teatro, Actor, Coach de Actores

Inicia sus estudios teatrales con el maestro Pino Siano. Más tarde se seguirá formando con la maestra Alicia Bruzzo. Mientras realiza diversos talleres literarios en el Centro Cultura Ricardo Rojas y en el Centro Cultural general San Martín.En el 2001 ingresa en la Licenciatura de Dirección Escénica en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte) Seminarios

-"La transmisión del oficio" en el Teatro Cervantes, año 2002, Foro de Dramaturgos Latinoamericano.

-"Tintas frescas" en la Alianza Francesa, año 2002 en el marco del Festival de teatro Francés y Latinoamericano)

-"Ala de criados - Seminario de desmontaje" por Mauricio Kartun en el Teatro del Pueblo (2010)

-"La agonia del significado" por Rafael Spregelburd y "Citas, intertextualidades y derivas en la dramaturgia contemporanea" por Emilio Garcia Wehbi en el ciclo de clases magistrales Escena Sur, Malba - Fundacion Constantini, 2010

En el año 2002 se encuentra a cargo de la dirección, dramaturgia, producción, música, vestuario y escenografía de "Palabra Desgarrada" obra teatral inspirada en la figura y las imágenes de la escritora argentina Alejandra Pizarnik. El preestreno se sucede el 28 de Septiembre de 2002, en el Teatro Nueva Roma de Avellaneda. Cerrando el mes homenaje por los treinta años de la muerte de Alejandra Pizarnik organizado por el centro Cultura Alejandra Pizarnik y el Municipio de Avellaneda. En el 2003 las funciones se realizan en el Teatro Empire (Ciudad de Buenos Aires)Desde hace algunos años dicta talleres de teatro y escritura.

En 2008 lleva adelante la experiencia teatral "Movimientos sobre la Quitud" presentando dos episodios en la Casa/Museo Batato Barea.

Actualmente ensayando una obra de su autoría.

Ha dictado talleres desde 1997 en en el Programa de Talleres Culturales de la Secretaría de Cultura U.B.A, escuelas publicas y en estudio privado.

Fue fundador del Multiespacio "Babel Arte".

En 2009 funda de la primer Biblioteca Argentina LGTTB "Oscar Hermes Villordo" actualmente funcionando en Hurlingham.

Lleva publicado textos en diversos medios graficos y cuenta con una prolífica obra literaria (cuento, novela, poesía, ensayo y sobretodo teatro)


En 2011 crea el sitio web "Referencia LGTBI" donde junto a un equipo de colaboradores realizan comentarios de espectáculos, libros, noticias, etc.

En 2013 su obra PLAYA CHICA recibe una Mención Honorífica del Concurso Obra de Teatro 2012 del Fondo Nacional de las Artes


SEVERO SARDUY

SEVERO SARDUY

Ni la voz precedida por el eco,
ni el reflejo voraz de los desnudos
cuerpos en el azogue de los mudos
cristales, sino el trazo escueto, seco,


las frutas en la mesa y el paisaje
colonial. Cuando el tiempo de la siesta
nos envolvía en lo denso de su oleaje,
o en el rumor de su apagada fiesta,

cuando de uno en el otro se extinguía
la sed, cuando avanzaba por la huerta
la luz que el flamboyant enrojecía,

abríamos entonces la gran puerta
al rumor insular del mediodía
y a la puntual naturaleza muerta.

SEVERO SARDUY
(Camagüey, Cuba, 1937-París, Francia, 1993)

PEDRO CASARIEGO CORDOBA

PEDRO CASARIEGO CORDOBA

Quiero pintar de blanco la hierba de la pradera
y el compacto césped que recubre los jardines;
todos pensarán que venció la fuerza del desierto
y yo seré durante años el Dueño de la vida,
dejando que me acaricie la tibieza del sueño alado
y tiñendo al atardecer lo que brotó del rocío;
mi pincel será la cascada cuyo estruendo nunca percibo
y mi pintura las aguas que en ella... se enroscan furiosas,
y los que por los aires naveguen
verán surgir la nieve del pecho abierto del Verano,
variarán de canción los motores aceitosos
y enarcarán las cejas los pilotos sin mirada.
Danzaré entre las hojas chamuscadas por el frío
y los demás conmigo,
pero ellos caerán extenuados
y sus músculos heridos servirán para tensar mi nuevo arco
y clavar en sus corazones suplicantes mensajes de amor
que sin duda secará el aliento de la lluvia;
y arrebataré a los niños la dejadez que me apasiona,
se marchitará colgada de las moreras,
como los plásticos sucios en el invierno espinoso.
Beberé el líquido que corre con el Nilo,
despojaré de su piel al fornido rinoceronte,
falsearé la leyenda y ésta me pertenecerá,
poseeré los campos de maíz y los quejidos sin motivo,
dividiré el tesoro del pirata para llevármelo entero,
y, llegado el momento,
cuando las ilusiones ahoguen el desengaño,
nada quedará sin ser devuelto
y mi alma os alegrará con una sonrisa.

JORGE AULICINO / El zumbido del ángel

JORGE AULICINO

El zumbido del ángel

Era inútil que recorriera los museos, las muertes
vestidas de mujer, sus vestimentas grises
y el graznido aprendido en las rocas del Hades,
aquel país donde el cielo poblado de ruidos
les enseñaba desde temprano a graznar.
Pues, ¿qué podían saber aquellas mujeres
sino anunciar el fiero pasaje con gritos?
Y el Sacrificio, una y otra vez,
Pedro, Esteban, Santiago, Prometeo,
como si el error o el exceso no fueran
las grietas adecuadas para descender al Río Tormentoso.
¿Habría de aprender a graznar? ¿Habría de entrenar
el espanto y entregar su óbolo de sangre?
¿No había dios en él? ¿No había mapa
dibujado en las maderas de las naves que se hundieron
en el deslinde entre el mundo de la calle y el torbellino?
Búscalo más allá, en las manadas, en los estallidos:
la voz resonaba en el laberinto de imágenes de mortificada carne.
Y vio las cigüeñas sobre los techos, y el agua
que se arrojaba a los cauces de la montaña,
y en el delirio de las rutas y las autopistas,
y en la estela de humo de los aviones, y en los hornos
y la soldadura eléctrica descifró un mensaje que calló con él.
Otros los habían escrito con inconscientes abismos;
habían doblado el hierro y alzado el cemento, aplastado hortigas,
galopado contra los ponientes sin propósitos plásticos;
sonámbulos que reían o eran avasallados en el desayuno
por el inconmensurable presente; los que trabajaban sin ideas
precisas, componiendo el estruendoso hoy, siguiendo
planes, ejecutando órdenes, holgazaneando, muriendo.
Mírate en su obra, dijo la voz en los pasillos.
Mírate en el confuso mapa de la obra. Ignoran
si iluminan el plan de Dios o sólo elaboran confort
y cuevas y rutas de caza, y si sobreviven o reinan,
si son unos o todos, si el libro los escribe o es escrito,
si se externan y exilian o avanzan hacia ellos; si vencen
el tiempo que han creado para medir su propia angustia,
si es trabajo lo que hacen o es la vida, lo que llaman vida
y su tejido profundo en el que suenan otras botas,
otras pisadas afelpadas, otros zumbidos
y construcciones, y donde otros trabajan de modo semejante,
pero con un sentido inequívoco, pues sobre su altares
vuelan criaturas de carne y hueso y de ojos certeros.

de "Máquina de faro"

ANNA VILÀ

ANNA VILÀ

"Still kissing at the Chapeau Rouge"


Algún día seré todos los gatos de Roma
y me deslizaré, multiplicada y redonda,
por las piedras de tu memoria.
Encontraré los zapatos,
los de los mil puentes,
 y la ciudad será otra,
tu llanto al revés
y la canción del sombrero rojo
pudriéndose en alguna de mis bocas.


(Roma, Novembre de 1998. Pensant en una història amb un desconegut en una altra ciutat plena de ponts: Praga.
Publicat al llibre Almario de palabras, Ed. Save us, 1999.))

JAVIER GALARZA

JAVIER GALARZA





Somos insinuados como sombras
en las tardes prontas breves y huidizas del otoño.
Lejos, una voz clama por los retornos.
Resistimos en el movimiento silencioso de la espera,
ese susurro de la tarde donde nos dejamos perder,
cuando hasta la última sombra
sugiere anonimato y silencio.

ANNA VILÀ / Free- Jazz en la Fundació Miró

ANNA VILÀ

Free-Jazz en la Fundació Miró







Primero fue el bosque,

la jauría de insectos,

la casa roja,

John entre pájaros metálicos.





Luego el viento se volvió agua,

los pasos cemento,

los dedos lluvia furiosa sobre la madera,

John y John ahogándose en el puerto.





Y al final sólo silencio,

oscuridad,

un agujero en forma de S

y al borde del abismo la certeza :

hay alguien dentro del contrabajo,

siempre he estado dentro del contrabajo.







(18-07-2002

Concierto de John Butcher (saxo)

y John Edwards (contrabajo)

18-07-2002 Fundació Miró) -- Bé, aquest és d'aquest segle :).



ANAHÍ LAZZARONI / POEMA SIN CAMELLOS

ANAHÍ LAZZARONI


 POEMA SIN CAMELLOS


                                                                        y nos decimos que cantamos

                                                                                     para alejar la oscuridad

                                                                                                        Emily Dickinson






 No veré más a la lluvia dorada

pintar el mar,ni a los pájaros del alma

beberse a cántaros el viento.



Un fulgor distinto iluminará el paisaje

y la travesía será más tenue.

En la ciudad también está el desierto.



Anahí Lazzaroni , Bonus Track








IRENE GRUSS / DICHOSOS

IRENE GRUSS

DICHOSOS

Dichosos los que baten palmas
y hacen ruido con los pies,
y contestan a los títeres, al
actor que bromea y ríen,
dichosos
el sordo que canta y silba
y el ciego afinado que mueve su cuerpo
y apunta su cara al cielo.
Dichosos los que saludan
por la calle,
bailan, sueltos
de andar, de nada para perder,
más pudorosos que Dios,
sinvergüenzas, dichosos.
Dichosos los que copulan
dormidos, y al despertar
copulan despiertos,
los viejos que charlan con
sus atadillos, y se burlan de las palomas
y del frío.
Dichosos los que lloran
porque son tristes
y los que ríen cuando
la lluvia empapa lo puesto
a secar, dichosos
el rojo, el azul y el amarillo.

De La Dicha, Ed.bajo la luna, 2004





VÍCTOR FRAGOSO


VÍCTOR FRAGOSO

38 /

antes de que los árboles lloraran
cuando el sonido era puro pensamiento
cuando la lluvia ascendía en un mundo de amoniaco y metano
antes de que hubiera biblia
o complejo de edipo
antes que los reptiles subieran a los árboles
antes de las monedas y las armas
era yo

  porque me evaporaba
porque no había calle y las flores
eran solo un aroma
en la epidermis blanda de la tierra
después aparecieron los milagros
dividiendo el paso del sol en días y horas
acechando la vida de la piedra
la ignorancia del hombre
trajo la maldición de los diez mandamientos
y se inventó el suicidio
y la ciudadanía norteamericana
y ahora
qué hago con la herencia que me pesa en los huesos
qué hago con mi padre
qué hago con su miedo cuando no lo comprenda
qué les doy a mis hijos para que no me odien.

Publicado en "Poesía Reunida" - Víctor Fragoso / Erizo Editorial (San Juan de Puerto Rico) de Víctor Fragoso

CARLOS BARBARITO

CARLOS BARBARITO

Pero, ¿qué me acaricia cuando no hay mano alguna a la vista..?


Pero, ¿qué me acaricia cuando no hay mano alguna a la vista?

¿Qué silba cuando en mí no queda música alguna?

¿Qué me trae relámpagos cuando no queda aceite en la lámpara?

 ¿Qué me hace leer la palabra cigüeña en el diccionario

para que sea posible la cigüeña de carne y hueso?

¿Qué me ofrece materia cuando reina lo invisible?

¿Qué traba la puerta cuando duermo?

¿Qué la abre cuando despierto?

¿Qué trae el remiendo cuando mi saco se rompe?

¿Qué me empapa cuando hay sequía?

¿Qué me levanta de los cabellos

y me transporta más allá de la primera señal, el primer indicio?


Carlos Barbarito (de "Falla en el instante puro", inédito)

LEÓNIDAS LAMBORGHINI

LEÓNIDAS LAMBORGHINI

 
Como el que un día
leyendo el diario
se sorprende
en la sección Extraviados

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que ve esa foto
de su rostro
allí
y reconoce su rostro
pero no se identifica

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que lee
sus datos de identidad
allí
debajo de la foto
de su rostro
y se identifica
pero no se reconoce

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que intenta
hacer memoria
y toca su cuerpo y se dice
soy éste, estoy aquí
y comienza a buscarse
y no se encuentra

como ese
como ese

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

De: El riseñor , Editores Argentinos hnos.

DANIEL CALMELS / EL CRISTO ROJO

DANIEL CALMELS




El Cristo rojo



                                                              "¿Acaso imaginan el velorio de un loco?"
                                                                                                                      Jacobo Fijman



Aquí me han traído.
Escribo dibujo y pinto,
todo lo perdido de mí se encuentra en cada trazo.
¿Quieren curarme la sed con el desierto?
¿curar la tristeza en la casa de la melancolía?

Me ha bendecido el olvido y la pobreza,
sólo espero la mañana.






FOTOGRAFÍA Y DISEÑO : alicia gallegos

NONI BENEGAS

NONI BENEGAS

Y sigue eligiendo por temor
a sí mismo, a su delirio,
lo que cree seguro,
lo que lo recorta, mide, limita,
y no lo deja avanzar.
Podría enloquecer ahora,
de ese exceso
que es la poesía.
Incapaz de creerse un solo verso,
hasta Vallejo le parece fábula.
Para que esas palabras
existieran,
Georgette abortó ¡cuántos hijos!,
oscuros empleados, padres de familia,
mujeres histéricas.
¿Todo por unas rimas,
una musiquita con visos de verdad
y tono fúnebre o alborozado?
¿Todo por el arte?

(en el libro ANIMALES SAGRADOS)

MIGUEL VEYRAT / LA LIBERTAD DEL MIRLO

MIGUEL VEYRAT





LA LIBERTAD DEL MIRLO 




Amor mío: La música siempre será
la misma mientras dure –rumor
de estrellas acordándose
con los verdes de hoja nueva
o rugidos de glaciares
pariendo nuevas fuentes: Angustia
  o silencio de huevos y placentas
so la furia brutal del sol. Lo nuevo
es el tono imperceptible
con que cada mirlo entona
de rama en rama su propia canción
–acorde con los golpes de los vientos,
de los tiros, los desgarros y los cebos
del aire envenenado. El ave
no tiene mente –su memoria no es la suya;
libre de toda razón humana
ignora la muerte que le aguarda
entre la sombra impasible
de la extinción de su especie. Su canto
suena –sobre los limos pensantes,
igual que la inocencia primera
inserta en la ficción del tiempo:
Lleno de ruido y de furia, tan bello
como inmenso y carente de sentido.


©Miguel Veyrat “Razón del Mirlo” (Renacimiento, 2009)

DIONISIO CAÑAS / HORIZONTE ÁRABE

DIONISIO CAÑAS

HORIZONTE ÁRABE

No sé decir viento en árabe,
aunque sí sé decir luna,
no sé decir miedo, aunque sí sé decir amigo
y hermano y madre y casa,
no sé decir cuerpo, aunque sí sé decir quiero.

Tu lengua es un lugar ajeno
en el que viviré algún día,
solitario y sin pasado, pero estaré contigo,
rezando y llorando, amando y soñando.

No sé decir piedra, pero sé decir agua,
no sé decir sueño, pero sé decir rosas,
no sé decir hambre, pero sé decir mar
y fruta y fuente y sol.

En tu lengua busco mi lengua,
en tu pasado el mío,
en tu tierra mi tierra aunque no sé decir tierra,
pero sé decir lugar y padre y pan y escucho
el sonido de los cuervos en El Cairo,
cuando cae la tarde y entre los alminares
se levanta la luna y el rumor de los rezos
y la sangre derramada
en la Plaza Tahrir.




DIONISIO CAÑAS: nació en Tomelloso (Ciudad Real) en el año 1949.
Vivió en Francia nueve años y residió en Nueva York desde finales de 1972 hasta el 2005; ahora vive en La Mancha, España.
 Es catedrático retirado de la City University of New York.
Escritor-artista, sus libros más recientes de poesía son: El fin de las razas felices,
El gran criminal, Corazón de perro, En caso de incendio, Videopemas, Y empezó a no hablar, La balada del hombremujer, Lugar (antología y nuevos poemas).
También ha publicado varios libros de ensayos: Poesía y percepción, El poeta y la ciudad: Nueva York, Tomelloso en la frontera del miedo, Memorias de un mirón (voyeurismo y sociedad), ¿Puede un computador escribir un poema de amor? (con Carlos González Tardón) y El espíritu de La Mancha.
Con el grupo de artistas ESTRUJENBANK publicó en 1992 una colección de textos: Los tigres se perfuman con dinamita. En la actualidad prepara su obra reunida en 11 volúmenes: Diálogos (1972-2012).


http://youtu.be/b5lhJ1s6Yzk



Sunset Boulevard
                                                   Se divertía solitario,
                                                               conduciendo su moto
                                                                                    por el desierto.


Sereno y sorprendido en su soledad ha muerto William Holden, un actor como tantos otros de los que mueren todos los días en las cercanías de Los Ángeles. Murió al caer en estado de ebriedad. Tiernamente se cubrió la herida de la frente con unos cuantos pañuelos de papel. No sospechaba que se iba a desangrar y que algunos días después sólo encontrarían en su habitación un cuerpo apestando a alcohol. Cuando entraron los policías vieron medio vacía una botella de vodka y un cenicero lleno de colillas. La televisión estaba encendida y el guión de una película flotaba inmóvil sobre la sangre casi seca.
Una misma espiral de semáforos y ventiladores nos arrastra a todos, William Holden.
Queda arriba la historia como águila, que podría haber sido la nuestra; pero sólo nos llega su sombra y unas cuantas anécdotas de una vida industriosa.
Hablaremos también de algún amor perdido entre grúas y puentes con un telón de fondo de paisaje ordinario, y un enorme deseo de sentir que se va a doscientos kilómetros por hora sobre una autopista sin nombres de ciudades.
En aquel delirio de sangre y borrachera, volviste a ver con ojos azules tu cuerpo de joven atleta. Volabas por encima de las olas como si fueran la espuma de una gran cerveza, haciendo surf en el mismo océano donde después arrojarían tus cenizas.
Cuando estabas en la cama, los ácidos azules de la alucinación debieron de recordarte que siempre fuiste un niño perdido entre los focos de un estudio. Eran de nuevo los años de la gran depresión y tú subías a los cables telefónicos para pasearte como un equilibrista en la noche, o andabas sobre las manos por las baranda de un puente donde se suicidaban los banqueros arruinados por la caída de la bolsa.
Tenías solamente veinte años cuando pasaste la primera prueba, mientras detrás de unos espejos negros los directores decidieron que podían hacer de ti una nueva estrella. Como un pez de mirada inocente, te veían tierno, ignorante y tímido, en la pecera iluminada de tu primer papel.
Todos estamos alguna vez en peceras parecidas, rodeados de falsas algas y aguas turbias, para que alguien a quien no vemos el rostro decida cuál es nuestro destino, entre burbujas artificiales y luz ultravioleta, un destino que luego llamamos nuestra obra.
Firmaste un contrato con apellido ajeno, William Holden, ese nombre que sería para ti el nombre de un fantasma. En tus primeros días de Hollywood descubriste el amor y las mujeres, y esa cosa tan difícil que es tener junto a ti un cuerpo y decirle, sin ser una película, que lo amas.
Ya siempre te ayudaría el whisky a ponerte frente al ojo de la cámara. Amabas lo ordinario y te casaste en Las Vegas. Te fuiste voluntario a la guerra, y fue entonces cuando empezaste a beber porque llorabas en la noche pensando en tu mujer, aunque tu guerra fue un film que ocurría en Europa, y tú cansabas el cuerpo en los prostíbulos o en una barraca militar en Tejas.
Nunca te dieron papeles importantes, y una vez que ganaste el Oscar lo tiraste a la bahía de Nápoles, porque en verdad sabías que tu estrella no iba a brillar sobre el cielo de celuloide. Con dignidad saboreaste el ácido fracaso, esa flor que amarga a los atletas, y que tú llevaste como un trofeo oscuro.
Mientras morías pasaban lentamente imágenes sordas de películas antiguas y etiquetas de botellas como si fueran los cuadros descolgados de un museo para borrachos: Johnnie Walker, Golden Boy, Jack Daniel’s, Streets of Laredo, Budweiser, Sunset Boulevard, Beefeater, Picnic, Gordon’s, El puente sobre el río Kwai, Smirnoff, Network, Four Roses…
Rodeado por el humo de un cigarro habrás subido, William Holden, a un cielo de bares y paquetes de Camel. Anuncios de neón te dicen que tendrás que beber con los diablos de la borrachera, esos ángeles ebrios que te hablaban cuando te retirabas al desierto cansado de actuar bajo el sol de California.
Las autopistas de la muerte, las palmeras dobladas por un viento visible y caliente, tú las tuviste aquí, entre los vivos. Ahora que andas entre los muertos, perdónanos la mediocre apariencia porque en verdad todos somos el recuerdo feliz de un accidente de automóvil.
Ya que has atravesado, William Holden, la fría pantalla de las imágenes, puedes mirarnos con tus ojos verdaderos de muchacho inocente, en South Pasadena, porque no esperarás ninguna crítica sobre tu última película. Un avión de alas grises te despide con saludos de indicadores rojos y verdes en este aplauso que te acoge allí donde los cosmonautas flotan abandonados, y de donde bajarás un día solitario cargado de fotos en color para decirnos que ha llegado la hora de la resurrección en todos los televisores del mundo.
Sólo yo notaré tu ligero balanceo, ese equilibrio ebrio de un dios borracho.
Eran deslumbrantes los coches de tu época, brillaban en la carretera como pájaros caídos de un cielo hecho de níquel y de luces. Para ti no había nada más hermoso que la velocidad, y la muerte que siempre te rondaba. Sentías su sabor cuando te colgabas de las ventanas y entre el vértigo del whisky mirabas el vacío, lejano y tuyo, para asustar a tus amigos.
Enamorado del desierto, te escapabas y te ponías al sol, solitario y sereno, William Holden, como esperando una respuesta de la arena que te quemaba un cuerpo deseado por todas las mujeres de América. Tú, que habías besado a Gloria Swanson, buscabas siempre una muchacha que se acercara a ti, con el mismo calor arenoso del desierto.
Martillo tierno de una sociedad dura, vendiste a la CIA algún servicio y te hacías de acero con un poco de vodka.
Tratabas a las putas como señoras, y te decías a ti mismo: “todos los actores somos putas”.
Inocente muchacho americano, William Holden, todos alguna vez hemos sido una fulana.
En América se seguía tratando a los negros como a animales (perros, cacerías, los asientos de atrás del autobús) mientras tú descubrías en África tu segundo hogar. Pronto te parecería Europa el refinado basurero de una cultura que solo se miraba con sus propios ojos, y con entusiasmo descubriste entre los africanos la puerta dorada de todos los futuros.
Allí, decías tú, la vida es toda ella un hervidero para los sentidos, y se aprende a oler la muerte como a una traición, antes de que llegue disfrazada en la sombra. (Hablabas desde el asiento de un Land Rover, y te creías el héroe de una nueva película). Vendrían después las interminables clínicas donde ibas a limpiarte la sangre del alcohol con agua mineral y fruta fresca. Tenías una extraña pasión por las velas y las tirabas encendidas al río como si fueran las palabras de un guión imposible. Fue siempre tu mejor amiga una serpiente, una moto y los coches más veloces.
Velocidad y muerte, y empezaron los olvidos, muerte y velocidad, los largos apagones de la memoria, el tartamudeo a la hora de repetir tus papeles, el descuido al besar a las actrices. A nada temías sino a ti mismo. Incoherente, alucinado, sin afeitar y sucio, encerrado en el coche de tu acelerado tiempo, ibas de tugurio en tugurio, de bar en bar, como buscando el beso vagabundo de tu madre.
Y has llegado al fantasma de tu vida: un sabor amargo a alcohol y cigarrillos fermentado en tu boca. Y ahora besas a una actriz sin nombre, la cámara no te mira y no ruedan los motores, y tú, sereno y solitario, vas hundiéndote, entre botellas rotas y películas quemadas, olvidado también de tus papeles, William Holden, el más hermoso de los borrachos de Hollywood. Te pasas la mano sobre la herida y no sabes si es cosmética la sangre que tocas, o si acabarás asesinado en la piscina de una vieja actriz del cine mudo, o si es que vas de nuevo sobre tu moto, a cien por hora, en el desierto, solitario.




«A Hierro le hubiera gustado entrar en la Academia en alpargatas»
 foto Dani Pedriza

MARGARET ATWOOD

MARGARET ATWOOD

EN PLENO VERANO

Estamos en pleno verano,
el final de nuestra vida aquí ya se acerca.

¿Para qué construimos vallas ?
No hay nada que podamos dejar fuera.

La mostaza silvestre, las larvas de polillas, las orugas
empujan los lindes de este espacio

que nos ha llevado diez años escardar.
Los campos de exuberante verde y desolados

como promesas, todavía fingen
que nos pertenecen. Pero nada

nos pertenece, ni siquiera las tumbas
al otro lado de la carretera, con los

nombres claramente cincelados.
Confiamos en que los manzanos,

muertos y vivos,
se despidan de nosotros.

Pero eso no sucede.