Los ríos en la tierra
Olvidé lo que era dar vida,
sentado sobre el tiempo de los
ascetas,
signatura profana del sol quemado
en su propio átomo:
Ahora veo sólo reflejos,
las realidades se atoran en las
ruinas de la ciencia,
Crono ha sido un liberal muy ignorante,
y nos ha dado los segundos
muertos en las manos:
Tic-toc, sentido y tiempo,
violados por el instinto,
desfasados del agua, obliterados
entre los junquillos:
Brea y polvo y polvo y huella,
segundos sentados en un trono que
es el vórtice de María:
Su vagina abierta como la verdad:
Y por la verdad desangrada:
Los nervios celestiales del
trueno socavados
del intestino del cielo,
bajo el cielo
de un cielo
atornillado a la razón de un
banquillo de parque:
Dos sombras como ojos en el
cemento:
Dos ojos como cemento en la
ceguera de las sombras:
Dos cielos como espinas en la
carne del tiempo:
Dos ciegos como sombras en la
calle del cielo:
Hay ráfagas de centauros en tus
venas cuando sonríes,
pero apenas se atreven a
reflectar
sépalos y nectarios de la madurez
de la tierra:
Porque eso se nos ha escapado, la
indomable tierra:
Polvo a su polvo y barro a su
barro,
no hay derecho a reventar el
sentido del poema,
mas aceptar que lo ignorado es la
sangre de nuestra historia,
que lo olvidado es su esqueleto:
Y allí quizá yacemos como el
fuego en la idea,
doblados, como el reflejo en la
idea,
reales, como la idea en el
reflejo:
Astrónomos crucificados signan
estas tibias herejías,
cordones de ayahuasca mental se
desatan del viaje,
formando el recreo de la
conciencia:
Imágenes de un imbécil sentado en
un banco,
doblado por la ignorancia y la
tristeza:
Fotogramas de tu carne erguida
como una rosa violenta:
Un parpadeo y dudo,
enciendo las verdades como los
poetas encienden los idiomas,
flujo en el despertar de tu
imagen,
que despierta como un día hecho
para existir eternamente:
Vanas estas letras que se buscan
como los ríos en la tierra:
El todo es un error de la nada:
Y este poema ha sido un
accidente, querida:
Un error de nuestro silencio.
La vida imprecisa
Inflamado el pecho de flemas y
universos muertos
rodé sobre la noche que rielaba
sobre mi cama:
Sudor y números de lotería se
mezclaban
en el sueño y en la piel del
sueño:
Recordaba a Niko, que lejos de
Praga alimentaba
palomas con las migajas que
quedaban de su existencia:
Su piel estaba casi negra de
dolor,
sus recuerdos cegados de blanca
ironía:
Ha muerto ya, me dije:
Su vida se escapó en las
muscíneas olvidadas y renegadas,
tanto como él dentro y fuera del
diccionario:
Un llanto o tres se me fueron
hasta los dedos,
me hicieron barro dentro de las
uñas:
que arañaban
tempestades en las sábanas
fangosas:
siluetas
de mujeres estériles y
proféticas,
recuerdos del muerto o el
ahogado, cartas como
el bautismo, profetas en tierra
sin gravedad:
Números que dictaron en épocas de
guerra fueron tan exactos
que la criptografía tuvo que
hacerse homosexual
para amarlas desde Lorenz hasta
el DES:
Pero han muerto ya, me dije:
Esas vidas no serán más complejas
que el musgo
que decora sus tumbas:
Cansado de mi fiebre, que me
hacía consciente de mi fragilidad,
me arrojé en la página abierta de
un libro donde decía "agua":
Allí recordé la medida de la
vida,
y arrugando mis años como papeles
inútiles
me recordé:
Recuerdo estacado en la memoria
de otros,
joven y viejo poeta hecho de
olvido:
He muerto ya, me dije:
En una cama limpia, lejos, muy
lejos,
alguien trataba de pronunciar mi
nombre,
pero sus labios temblaban.
Temblaban.
Mi dolor es el dolor eterno, el
de las masas informáticas:
El del sueño neurálgico, el del
perro castrado, de los róseos vivíparos,
destrozados en el círculo de
Hinamizawa:
Es la espiral de la bestia, el
retorno del té a las cinco de la tarde,
del ayer, del té de ayer, del
oxidado hombre hojalata:
Víbora sobre tornado,
escala como una fiebre los
músculos de la memoria:
Los doblega, los atrofia, los
reina:
Vivo sobre muertos, mi dolor es
el del que refleja:
Yuxtaposición de poemas en una
sola vida,
contradicción de vidas en la
desesperación del poema:
Esto escrito, lo otro no, es el
dolor del vivo,
del que espera con olvido y no
con esperanza:
Escribo para sacármelo como a
pulgas,
me desangro en la cara virgen de
la página,
todo, dios mío, todo por quitarme
esta peste llamada poesía:
Pero lector, arrastro esta piedra
de palabras que me hunde:
Y usted es el estanque o el
abismo.
No soy el reflejo de tu hijo,
madre,
soy su desaparición:
Ellos no lo entienden,
ellos que se reúnen en grandes
salones
y abrazan a sus originarios y
nietos orgullosos
porque han entrado a la
universidad
o han subido por la escalera
laboral:
Ellos que se reúnen con sus
amigos
porque tienen dinero que poner
sobre la mesa,
porque eso es como hablar, madre,
como hablar y decir algo
divertido,
o es como amar,
es como amar y hacer feliz a
alguien:
Madre, yo no soy el milagro de tu
hijo,
soy su fracaso:
Ellos que me hablan, madre, ven
tu idea deformada,
desfigurada por las navajas del
tiempo y la locura,
infectada por un dios caído y
obeso,
soy esa idea nacida y
malinterpretada, madre:
Qué lástima que hayas tenido que
sangrar por mí,
y llorar, y sufrir, y parir
esperanzas para mantenerme real:
Pero en unos momentos estaré
fuera de aquí,
lejos del espacio y del tiempo
donde
todas las personas comparten el
pan y el vino,
la alegría y el engaño de ser
reales y ser hijos
porque tienen ropas en el cesto y
ropas nuevas,
porque tienen vacaciones y risas
y fuego,
y a mí me ignoran por no ser tu
idea, madre:
No soy tu hijo, madre,
soy su contrario,
y sólo uno puede permanecer en
esta tierra:
El que lee estas palabras o el
que las escribe.
Madre. Madre. Madre.
Fusilada por la esperanza bajo
sobrias constelaciones enloquecidas:
El río del tiempo nacido de tu
vientre.
IVAN RUSCH .
Nació en Lomas de Zamora el 7 de septiembre de 1986. Durante los estudios secundarios descubrió autores como Salvatore Quasimodo, Vladimir Holan y Elliot que lo inclinaron hacia la poesía.Empezó a escribir y a publicar en el blog "Nuestros días se terminaron".
Su primer reconocimiento fue cuando Alejandro Schmidt publicó varios de sus poemas en la página "Palabra argentina" y desde entonces ha sido publicado por varios autores, ya sea en blogs o antologías. Su primer libro, "Trilogía del hombre", se encuentra en la plataforma digital Bubok y su segundo libro "El otro idioma de la muerte" en la revista colombiana Literariedad, ambos de descarga digital y gratuita. Actualmente se encuentra trabajando en dos proyectos literarios.
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