a pesar de los años nunca se sabe
cómo cruzar la calle ni
cómo abrir la puerta
ni cuál es el riesgo que se corre
qué hacer para evitarlo
o sondearlo
o bordearlo hasta llegar
a la orilla del otro
que nos llama nos dice
nos mira nos pregunta
¡ay! no se puede
averiguar por fórmula
y hay que saltar sin
ver el fondo de la grieta
que separa y une
por el ansia de aire
de abrazo
de anillo carnal
y de horas quietas
las ansias, el ansia
que no cesa
no cesa
* * *
a veces, raras veces
al mirar atrás hacia las raíces
con los ojos cuajados de relámpagos
porque los temporales se agazaparon allí
pensás “¿será verdad que es ésa nuestra vida?
¿será cierto que los hechos ocurrieron así?”
la memoria se divierte con la fragilidad
de nuestros sentimientos
y dibuja historias fáciles de confundir
la palabra “yo” nombraba algo
hace tres meses
que hoy no nombra
aún no había llegado el correo
que nos sumergió en la incertidumbre
ni había muerto ella
a quien llamaban mi alter ego
y su voz me inundaba de risa
en el teléfono
eso que dice la palabra “identidad”
es tan cómico
porque nunca es idéntico
lo idéntico y al mirar atrás
qué ves, acaso
¿el cuento de la noche
para poder dormir
o la esperanza
de despertar
y averiguarlo?
* * *
las otras personas creen que nos ven
pero en realidad
ofrecemos una pantalla
sobre la que proyectan
sus propias ficciones
argumentos de Hollywood
cada cual al gusto del género predilecto
por ejemplo: a mí me tocan
las comedias de Doris Day
¿se imaginan?
qué tengo que ver con eso
absolutamente nada
pero nada nada
y entonces mi vida
es toda happy end
qué curioso
aunque hay señoras que me ven más
Joan Crawford o Greta Garbo
hasta María Félix y
ocultan a sus maridos
creyendo que llega la mujer fatal
que no perdona
¡ah! identidad
identidad de quién
¿de los guionistas?
* * *
¿seré la que cultiva
mimbres en macetas
jacarandáes en cornisas de balcón?
¿la que ofrece agüita a los gorriones
y le silba bajito al colibrí?
¿la que recuerda cómo iba a ser
su retoño y ya no sabe?
¿la que perdió los sueños
y ganó una tierra baldía
donde aún siembra
la noche de su nombre
el olvidado?
* * *
creció en la incentivación
constante del hacer
¡con cuánto esfuerzo y exigencia
sobrellevaba mes a mes
la laxitud de su regla!
recién al doblar los cuarenta
descubrió con verdadero asombro
que la suavidad periódica
-don de lo blando-
al disolver trincheras
abría las puertas
e hipnoptizaba candados
sólo entonces
acertaba sin dudar
en el meollo del enigma
cuánto pagar hasta comprender
el poder del no poder
¡ah! el privilegio de los años
Graciela Perosio. Poeta argentina. Nació en Buenos Aires, en 1950. Se graduó en la Facultad de Historia y Letras de la Universidad de Salvador en 1972.
Ha publicado nueve libros de poemas:
Del luminoso error,
Brechas del muro,
La varita del mago,
La vida espera,
La entrada secreta,
Regreso a la fuente,
Sin andarivel,
Balandro y El privilegio de los años.
En la presentación del libro . De izq. a der. : Liliana Ponce, V. Perez Arango , Graciela Perosio y la editora Claudia Schvartz |
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