en mi familia todos nacimos con un cuerpo
en mi
familia todos -incluso
gato-
nacimos con un
cuerpo
con su
adecuada asimetría y distracción
hemos
podido caminar de puntillas sobre el suelo del mundo
sentir el
viento dulce estar
bajo la vasta
negrura de las noches
hemos tenido
hambre hemos tenido sed
y las hemos
saciado cuando hubo
hemos tenido un
cráneo con las medidas justas
para
albergar las mínimas ideas
necesarias
el cuerpo de
abuelo sudó duro en las sulfurosas
minas de
riotinto
fue a la guerra
de cuba
y más
tarde -después de eficaz pulmonía-
a la fosa común
el de
padre fue a la guerra civil
el de otro
abuelo -el anarquista-
voló en pedazos
junto con el camión
que intentaba llegar hasta Francia
los pechos del
cuerpo de madre eran blancos y suaves
y sus ojos
brillaban como joyas preciosas
al paso de los
días todos vamos devolviendo los
cuerpos
pero todos
soñamos
sin saber bien por qué
con la fiebre de la
resurrección
algo tiene que permanecer
el barco no se
hundió como el titanic:
a una velocidad
de diecisiete nudos
cruzó la
pavorosa maravilla
y nos dejó en
el puerto
poco después lo
desguazaron
lo descuartizaron y lo vendieron en pedazos
como a un viejo
semental inútil
por el gran
laberinto de su vientre él y yo anduvimos
bajando y
subiendo estrechas escaleras de hierro
húmedas de
óxido y de sal
largos pasillos
donde la sopa hervía y se doraban los
hojaldres
algo tiene que
permanecer
la brea el olor de la brea y de las gruesas sogas
calentándose al
sol
y las
constelaciones sobre el barco
ven conmigo a quebec 1
su voz en el
teléfono me dijo:
ven conmigo a
quebec
enfermo de toda
enfermedad
entrecortado casi sin aliento
en qué estaba
pensando?
ven conmigo a
quebec
cincuenta sesenta grados bajo cero
los abetos
cubiertos por la nieve
todo es blanco
es la blancura
de lo abierto sabes?
a veces una jauría de perros pasa por el pueblo
son los perros
salvajes
no es posible
saber de dónde vienen ni hacia dónde se van
tú los oyes
aullar toda la noche
y es la
noche que abre su gran boca para tragarse todo
ven conmigo a
quebec
la belleza
entra en ti como cuchillo caliente en
la manteca
es una
belleza dolorosa sí pero hay un
camino
ven conmigo a quebec 2
no no creas lo que dicen:
el gran oso del
ártico no duerme el largo sueño del invierno
a pesar de la
gran oscuridad y del frío
deambula solitario
y su
corazón es un murmullo pausado
muy
pausado en aquella vastedad brumosa
entra a los
pueblos
perdidos
por la extensa
plataforma helada y golpea a tu puerta
erguido majestuoso
viene a pedir
comida
tú le das un
salmón en la boca y él
lo come
mirándote a
los ojos lo devora
y se va
a golpear otra
puerta
él es una
persona sabes?
como todos los
seres de este mundo
entropía
no fue
suficiente el alimento
impuro pero consagrado:
leche del
cuerpo y del secreto encantamiento de
ese cuerpo
la fruta
caerá y
a su hora devorada será por las hormigas
no eficaz el ojo
abierto toda la noche toda
detrás de la
ventana mirando la luz negra
del negro árbol del ensueño
nada pudo la corona radiata
ni el
inventario de los nombres santos
contra la
oscuridad
contra el
peligro de nacer
y así nacido
y por nacido dado a la
dura ley irremediable
hijo lobo hijo caribú hijo
animal de los vientos
nada va a darte
saciedad
ni el resistente patrimonio de la espora
pero mira mira
cuánta belleza
hay en el torbellino!
novia blanca
un muslo blanco
más blanco que la luna suave
animal albino
emerge entre los altos yuyos del potrero
y suelta
sus secretas feromonas al aire
cada noche
ella baila
para quien se
lo pida
un agitado
baile por momentos tan
lento tan lento
que calcina las almas
y electriza a los gatos
cuerpo de agua mercurial violenta
lirios de agua
o caballo marino:
niña hundida
en las profundidades
de un sueño sin
retorno
doce del
tarot cabeza hacia la tierra:
novia blanca
del barrio que hablaba con los muertos
la iluminación adviene
por vías insondables
sin agua
ahogarse 1
lo que impide
la respiración no es el agua es una fuerza
excedida
que trata de
llevarme
hacia un sueño
de éter
atado por
tobillos y muñecas el cuerpo de diez
años:
su inútil
resistencia desde la pelvis
hasta la coronilla
el ardiente
sabor a metal y la íntima nausea
infinita
ah pero ya está la muerte apaciguando todo
dando al cuerpo
lo que le pertenece
el corazón se
aquieta los pulmones se aquietan
la mente
calla
y el tiempo
se desgaja manso y obediente hacia
la húmeda
noche de la suntuosa inconsistencia
ni túnel ni luz
ni antepasados extendiendo
sus manos prodigiosas:
nada
sobrenatural
solo el perfecto útero del mundo: la orgía
de no ser
sin agua ahogarse 2
volver sin saber de dónde vuelves
no es leve
el aire
sino un cuerpo
pesado sobre el cuerpo
imposible esconderse del calor
ni de la
constancia de la luz ni de las voces
es un vinagre
espeso lo que la boca le restituye al
mundo
es la fiebre
son sus oscuras alas
un delirio de
charco funerario
porque lo
funerario pertenece a la vida y no a la muerte
vuélvete
amable sonríe date prisa
acostúmbrate nuevamente
a ser lo que te enseñaron que tú eras
una pequeña
dosis de veneno y la intimidad de lo
secreto
esa es la pavorosa
fortuna que has ganado
lata oxidada para la pesca milagrosa
allá van calle arriba calle arriba
bajo solar
violencia el uno junto al otro
o tal vez
ella un poco más atrás
la casa no es
de chocolate es de ladrillos rojos
y geranios:
le piden
agua a la mujer
pintada en el
jardín ella los mira con sonrisa de madre
les trae el
agua dice:
angelitos! por la calle
a estas
horas y con tremendos hachazos de calor!
los
potreros de remedios de escalada todavía
están lejos
pero nada es
urgente
de tanto en
tanto un árbol una sombra dichosa
donde en
secreta complicidad descansan
cortando a campo abierto llegan a los zanjones
hondos y fermentados
en los que ni los perros se
atreven a beber
entonces se arrodillan
bajo la
claridad consciente del verano
en profunda
observancia de silencio
a pescar
mojarritas
Del libro inédito fotogramas del camino
María Rosa Maldonado nació en Barcelona en 1944. En 1949 se radicó con sus padres en Buenos Aires, Argentina. Es profesora de Filosofía, Ciencias de la Educación y Psicología. Coordina talleres de escritura y dicta seminarios y conferencias sobre literatura y filosofía.
Ha colaborado y colabora en diarios y revistas con poemas y notas bibliográficas.
Publicó “Poemas” (Edición de la autora, 1977), “Hasta que despertar es imposible” (Editorial Ultimo Reino, 1989) poemario con el cual obtuvo en 1988 el Primer Premio de Poesía del Diario La Nación, “El esplendor ajeno de las cosas” (Editorial Ultimo Reino, 1992) “el zumbido de dios” (Editorial Tse Tse , colección bikebik, 2002) poemario al que se le otorgó el Segundo Premio Municipal del bienio 2002-2003, “atzavara” (Editorial Kriller71ediciones, 2012), “acúfenos” (Editorial Zindo&Gafuri, 2017) “el libro de las hormigas” (Editorial Leviatán 2020) y “acúfenos” (kriller71ediciones 2022 – versión ampliada y bilingüe catalán- castellano)
Maravilloso.
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