lunes, 21 de abril de 2014

POETAS EN EL UNDER / ALEJANDRO URDAPILLETA

ALEJANDRO URDAPILLETA 




MONSTRUO FLUORESCENTE DE SUSPIRO CRUDO

" Hay un dicho sufí que dice: " No hay Dios, sino DIOS", una búsqueda mía, por eso soy religioso, porque creo que la vida es para algo, que tiene un sentido, posiblemente sea dar, posiblemente, no se, tengo grandes dudas, sufro de dudas. Pero soy religioso por naturaleza, porque además la naturaleza me dió la religión, Viví mucho en el campo. Los bosques , las hiedras, los pájaros, los atardeceres...eso me habló de Dios, yo lo escuché, tengo buen oído."




EL ESPEJISMO

Soy un espejismo. No existo. ¡Un espejismo! Mi madre también lo era, ella era una nube y mi padre era escarcha. Soy un espejismo, pero ése no sería el problema, dado que hay muchos espejismos que viven normalmente, que van de paseo, que hacen compras. Pero no sienten porque son espejismos. Yo sí siento. Soy un espejismo que siente. Yo, por ejemplo, cada mañana apenas me levanto me rasco la cabeza y siento ¿que siento? ¡que me rasco la cabeza! Eso siento. Entonces enseguida me visto, me pongo los pelucones, los zapatones, poca cosa, los tapados de piel de Marta y voy a la alascena y cuento cuantos quinotos me quedan, y siempre son trece, entonces salgo corriendo como una loca hasta la fábrica de sabayón que hay a seis cuadras, y cuando llego a la puerta aplaudo así: ¿ve?, y digo: ¿hay alguien? ¿permiso? ¿se puede? pero como nunca hay nadie entonces empiezo a caminar por ese salón enorme con todas esas máquinas enormes reveladoras de sambayón, y entonces ahí siempre encuentro a alguien y le digo: ¿cuántos quinotos tengo? y le muestro, y siempre me dicen: ¡trece! o sea que no tengo errores en matemáticas. Soy un espejismo que cuenta. ¿Se dá cuenta? ¡Cuento! ¡Qué barbaridad!... ¡Qué vergüenza!... Y otras veces me maquillo mucho y voy a los restaurantes franceses, y despues de comerme los huevos de codorniz voy al baño y me miro en el espejo, pero por lo general no me veo, porque soy un espejismo, pero algunas veces me aparezco de golpe en los espejos, justo cuando me estoy mirando. Yo estoy convencida de que lo que me pasa es un pecado. ¡Tiene que ser un gran pecado ser un espejismo que siente! Por ejemplo, los aromas: cuando hay lluvia me veo impelida, obligada, empujada a ponerme el traje violeta de fiesta, el de la pedrería, y me arreglo el pelo con guirnaldas de hiedras y cardos y nardos, y me paro en la mitad del patio y lloro. Yo no sé que hacer realmente. Y a veces he sentido un estrépito en mi corazón, y el temblor y el ardor cuando alguno de los amantes que tengo me seduce desde el balcón de enfrente, cuando yo estoy sola, desnuda, recostada abajo del limonero todo marchitado que tengo en una maceta en mi alcoba, y las cortinas se vuelan con la brisa marina y los cantos de las lavandreas portuguesas se oyen a la distancia. ¡¡¡Y ni hablar de cuando esucho el crepitar de las fogatas enormes que hacen los muchachones en los baldíos!!! ¡¡¡Oh!!! Y cuando hace mucho calor pego alaridos. Así ¿Ve? Aahhhhhh así. Grito porque siento, grito porque soy un espejismo que siente. Cuando camino hacen ruido mis pasos ¿Se da cuenta? soy una pecadora nata. ¡Tremendamente pecadora! Cuando me abanico me gusta el aire que me da en la cara ¡Y además escondo los almanaques en los roperos para no sentir el paso del tiempo! Soy pecadora porque laboteo las raíces de los juncos y me nutro de las flores, y como arroz con leche con pasas de uvas. ¿Y sabe lo que hago a la hora de la siesta? ¡fíjese! Cuando todos estan durmiendo me llevo la silla plegable y me siento en medio de la plaza al lado de la estatua de lirios gigantes, y me miro las manos, estas manos, iluminadas y blancas, y entonces siempre en ese momento empiezo a escuchar los roces de las telas de los trajes y de las capas de los señores que vienen de parajes recónditos y lejanos, y despúes hacen todos una cola de tres cuadras y entonces siempre uno por uno se van arrodillando adelante mío y me entregan cada uno un rubí rojo como el destello en el ojo de aquella comadreja que una vez vi. Para mí es realmente vergonzoso pero no me queda otro remedio que decirles a cada uno: "Disculpe señor, pero soy un espejismo, no existo, so siento nada" Y se ponen de pie y huyen despavoridos. ¡Y si viera las caras de horror que ponen. Y a veces siento tanto, pero tanto, tanto, tanto, tanto, pero tanto, que a veces salgo corriendo por los pasadizos y por abajo de los puentes y entre las oscuridades de las canteras en donde los hombres buscan oro, y corro por los puertos antiguos, y lloro, siempre termino llorando. Y también sé tocar el triángulo ¿ve?, ¿escucha? y desde chica así, naturalmente, sin clase de música, ni pentagrama ni clave de sol. Es un don natural, ¿Ve?, ¿escucha? Y a veces bailo. Pero ahora no, porque me da vergüenza. No sé. Soy hija y nieta de espejismos, soy un espejismo, ¡pero siento! Tengo frío en invierno y calor en verano. Tengo la manía de mirar de reojo las calas que hay en los jarrones de las iglesias. ¿Será posible tanto pecado? ¿Seré taa, tan, tan, tan, tan, tan pecadora? ¿Tan pecadora puedo ser? Por eso si alguien pudiera ayudarme a no sentir más nada yo le estaría eternamente agradecida.





RETAZO DE LA POSEIDA



Es tradición muy edificante.


Le digo


recibida de las catacumbas


adornar los sepulcros


con emblemas


el emblema


por excelencia es la cruz


a su lado caen muy bien


el pez


el navío


el faro


el áncora


el cordero


el fénix


la siempreviva


no son de buen gusto al fiel


los genios alados


escenas mitológicas


las sombras lloronas


las columnas rotas


las estatuas de mujer con los cabellos desgreñados


la muerte en figura de esqueleto


los rostros de arpía


y mucho menos la guadaña.


¿Y la hoz?


¿ Y el martillo?_le digo_


Me eructa en la cara.


Gracias_ digo


gracias por el alimento que me das y el calor que fluye de tu tripa.


Te debo_le digo_ una vez más una reverencia de cortesía humana


una adoracion callada te debo


genuflexiones sencillas


una mirada


un ósculo leve de contricción


una imposición de manos


y un soplo.


Llueve_ me dice.




http://elblogdeurdapilleta.blogspot.com.ar/2009/05/monstruo-fluorescente-de-suspiro-crudo.html



Alejandro Urdapilleta (Montevideo10 de marzo de 1954 - Buenos Aires,1 de diciembre de 2013) fue un actorguionista y escritor uruguayo, que desempeñó su carrera en la Argentina.


Fue el segundo hijo de un matrimonio de argentinos exiliados en la capital uruguaya, tras participar su padre ―el coronel del Ejército ArgentinoFernando Urdapilleta― de un fallido levantamiento contra el presidenteJuan Domingo Perón. El año siguiente, al caer el gobierno de Perón, la familia retornó a la Argentina, donde Alejandro realizó todos sus estudios. Durante su adolescencia, mientras estaba radicado con su familia en el barrio de Martínez ―en la zona norte del Gran Buenos Aires―, comenzó a desarrollar su vocación de actor en la escuela de Martín Adjemián.1 2
En 1977 viaja a Inglaterra, donde consiguió empleo como mayordomo pero renunció al cabo de pocos años. Después de estar un corto tiempo enEspaña regresó a la Argentina en 1981.3
A partir de 1984 comenzó a participar, de manera individual y grupal, junto a Batato BareaHumberto Tortonese y otros artistas, en el Parakultural, hasta comienzos de los años noventa, así como, también, en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Entre sus espectáculos más importantes figuranAlfonsina y el malEl método de JuanaLa caranchaMamita querida,Poemas decoradosCarne de chanchaUrdapilleta en llamas y La moribunda.
En el teatro oficial integró los elencos de Hamlet o La guerra de los teatros(Teatro San Martín), El relámpagoMartha StutzAlmuerzo en casa de Ludwig W.Mein Kampf (una farsa) y Rey Lear. En televisión se destacó enEl Palacio de la RisaTiempo finalTumberosSol negro y Mujeres asesinas.
También se dedicaba a la escritura. Aunque él decía que no era escritor ni hacía literatura, publicó Vagones transportan humo (2000), elegido por Página/12 entre los mejores libros de ese año, Viva la mentira para el Ciclo Teatro x la Identidad (2001), Legión Re-ligión. Las 13 Oraciones (2007), y finalmente La poseída (2008). Sus influencias literarias eran, entre otros, Franz KafkaEdgar Allan PoeJulio Cortázar y Silvina Ocampo.4 Ganó siete premios por sus actuaciones: cuatroPremios ACE por su papel de Polonio en Hamlet (1991/1992),5 por El relámpago (1995/1996),6 por Almuerzo en casa de Ludwig y por Mein Kampf, farsa (1999/2000);7 un Martín Fierro por su interpretación de El Seco en Tumberos (2002)8 y unpremio Astor a mejor actor por su actuación en la película Adiós, querida Luna.
Falleció a los 59 años, el domingo 1 de diciembre de 2013 por la mañ


http://youtu.be/71NVbYdScs4

Un poema que habla sobre el deseo"... Fragmento del monólogo "Bebeto".





PAJARITOS EN LA CABEZA

En el rumor del baile supuesto de la vida, con engañifas, oropeles que se deshacen por las gotas de una lluvia, apenas cuatro o cinco alegrías disimuladas y un collar de disgustos, las Doñas pasean descoloridas, atadas a cien lazos de chismorreo. Sus ojos bizcos de envidia en racimos y la lengua colgando chorreando saliva, tacotean sus esqueletos sombreados, y se me vienen encima como perras de emperifolle: –Perdoná querida... pero... ¿Qué tenés en la cabeza? ¿Pajaritos?
Sin ton ni son y al tun tun la instantánea contestó:
Es como un nido
verán
y es un huevo.
En él hay universos alados.
Al abrir la tapa vidriada
emperlada
salen oropéndulas quejumbrosas
roncos manantiales azabache
alamedas lloronas
una vaca gris de ojos claros
y un musgo
todo con alas
¿y qué?
un minúsculo colibrí fluorescente
otro y otro y otro más
que al instante se van
pero que vuelven
cuando crece la luna
siempre
Además, lo siguiente:
carcajeos de urracas
el venteveo veteyateví
el desembarco del telendrón
las dendritas en sinapsis
calandrias remojadas en leche
y el aletear misterioso
el soplo del abanico
en mi frente,
la frescura deliciosa
de mi ángel sonriente
¿qué más?
Acá en la crisma: el oasis
con flamencos desplegados
el ejército de cuervos
de picos rojos
garzas, cisnes, horneros
zorzales cristalinos
trenzados en tul carmesí
chotacabras, luciérnagas
hielo, hiel, hueso, y caracú
y plumas y plumas
y plumas, más plumas
y después
la cola del pavo real
que me cae toda así hasta las patas
y se despliega
si me ponen ardorosa
¡Y guarda con mis arpías!
parecen hidras
¡mas mi tropel de avestruces!
¿y?
Tengo un huevo bendito
de un aroma que emana
de mi corazón encantado
porque se me canta
¿alguna queja?
Por supuesto poseo tiaras
y el mar
engarzado en flamencos
a la orilla de las orejas
y los aretes pendientes
de gavilanes áureos egipcios
¿qué tal?
Y aún esto:
me florecen aves del paraíso
a raudales
y en un rincón del jardín
tengo esa jaulita brillante
(mi tesoro de anís)
adoro encierro
los pies de mi Mercurio,
para beberle los mensajes
cada tanto
porque soy pájara
que viene desde una Enorme Risa
a revolotear el globo terráqueo
a dar néctar en jugo
a regurgitar colorinches
en los picos de los que duermen
se entumecen, se ahúman
para posarme
en sus cabezas
un instante
y después otra vez
volarme
robándoles el rubí azul
de sus tristezas
¿y qué? ¿no lo ven?
El que pintó al mundo
y al ángel Gabriel
al darme forma
tomó el mismo pincel
¡¡Y ahora!! ¡¡A volar!!
¡¡Urracas!!
¡¡Que me tienen harta!!
¡¡Que se me vuelan los pájaros!!


EL AMOR ES UN PRESAGIO
El amor es un presagio
incluso un objeto diurno
lleno de tirabuzones
Al amor no hay nadie
que lo iguale en el tiro de la pelota
Patea que da calambre
El amor es como un souvenir
de Etiopía
resguardado por monjas
que cuchichean y se tiran
de los chicles
unas a otras
El amor es un imán
No tiene pies y no sé si alas
pero baila sobre una piedra pómez
El amor hace que flameen
los relojes izados como banderas
No es nada que se parezca a nada
No tiene nombre ni cara
Puede sisear sobre la
mesa mojada de los mostradores
y te puede esperar en los baldíos
y desaparecer
cuando un fósforo se prende
El amor no es masticable
no tiene fibra
ni es mantecoso
pero en algunas ocasiones
se mantiene fresco en la heladera.
[Poema escrito para ser leído en el programa La Alfombra (1989), conducido por Urdapilleta en Radio Alfa del barrio de Belgrano.]
UNA BIZCA
Son como ataques que llegan de pronto y se terminó. No me voy a poner a relatar demasiado. Me limitaré a lo poco que quise conocer de ella. En un momento, con los huesos partidos, todo magullado, dejó de interesarme, y la abandoné.
Eran demasiadas salpicaduras y jugos raros para mí. Y además las señoritas que son bizcas deben ser abandonadas. No cabe duda.
María Esther en sus ataques escupía profecías.
Las orejas se le movían un poco, aireando el ambiente. Apoyaba la cabeza contra la pared, y empezaba. Podía ser que leyese las manchas de humedad, caídas de reboque, incluso que oyese a la araña, presunta amiga del profeta, en su tejer minúsculo ahí en el dintel, y que el bicho le dictase las frases, no sé.
Cuestión que se sacudía, espumosa, y de sopetón:
Negra mugre
soy posesa
vengo harta
del sol.
Soy del hambre
humo soy
del humo
humana
del hambre
hambruna
peste
vendrán lirios.
y quedaba baboseando la pared.
Después de golpe se componía, y ya de pie, giraba sobre sí misma mientras agarraba su lacio, negro, mojado cabello atrás de las orejas, con manos blandas y el gesto –qué se le va a hacer- en la boca y en los ojos bizcos.
María Esther, la señorita bizca había tenido un eructo del alma y en un espasmo había sacado de sí una profecía.
Al principio eran cortas y secas, chasquidos de látigo, lengüetazos, ardides y ardores. Frases. Un día se apareció arrastrando las patas como en cadalso. Semisonámbula al atardecer, derruida, hecha trizas. En las manos llevaba espinas negras pinchadas en las palmas sangrantes. Se hizo de noche.
-¿De dónde sacaste todo eso, perra?- le grité.
Abrió los ojos de un golpe y los cerró con otro, y siguió empezando a darme manotazos, y luego a golpes de espina y puños.
Le gruñí apenas y corrí.
Me puse a caminar por las verduras. Anduve un rato y vi un conejo. Al volver ella estaba tiesa, con un fierro de marcar vacas en una mano. En cuanto me acerqué, me dio en el hombro y me lo partió.
Desde el fondo, los caseros y los perros se mantuvieron alerta y prendieron los faroles.
Luciérnagas gigantes se volaron todas hacia donde estaba ella.
La música empezó:
tu abrazo
está entrando en mí
tu arma mortal
me mata
tu abrazo
-Abandoná tus armas- dijo y otra vez se levantó el fierro y esta vez me partió una pierna. Se apersonó rápidamente el hombre del juzgado y su señora, con el casero, tres o cuatro viajantes de comercio borrachos, una niña y un hombre muy alto, altísimo, moreno, con el cabello de petróleo, cuello de pájaro, sombrero negro, capote, y también bizco.
Yo estaba partido en varios pedazos. Empezó a incendiarse el aromo, no sé por qué, y entonces ella cayó en su misma furia sobre el fuego. Y gritaba:
¡Alacranes!
¡Hay espacio para todos!
¡Criptas!
¡Criptas!
¡Viene la fiesta!
¡Y la siesta! ¡Criptas!
Con toda la caterva de gentes que se había juntado en el escándalo, después de una buena fiesta, nos dormimos una siesta. Tal cual.
La bizca: predicción correcta, correcta la bizca. Conclusión: a la mañana siguiente la levanté de la cama a latigazos y la até a una soga larga a la vez atada a la montura de mi caballo. La arrastré al trote casi tres leguas por el choclal, y la llevé directo a la Academia para Bizcas, adonde pensé meterla pupila, por bizca.
Eran épocas políticas y mi estampa agraciada me había dado cierta popularidad en el internado ese, porque yo había acudido con frecuencia con excusas y averiguaciones respecto al tema de María Esther, aunque en realidad, debo confesarlo, mi debilidad eran las bizcas, cualquiera de ellas. Por eso, en el tumultuoso estar entre tanta bizca, como en una visita a la exposición rural, tanta pero tanta bizca junta me hacía volver y volver a esa Academia Internado. Llegué a donar pianos y máquinas de coser, por eso todas me conocían. Pianos y máquinas de coser por bizcas.
Ese día en el que llevé a María Esther, todas las bizcas nos miraron llegar por los jardines de la residencia, desde tras de los árboles. Y como cada bizca ve doble, entonces las bizcas se duplicaron, cuadruplicaron.
María Esther estaba tranquila. Iba como rezando. Después frenó de golpe, y yo dije: ¡cagamos! Pero no, no le vino la profecía. Le vino algo así como agrado. Empezó a tener una sonrisa malévola. Ojos y ojos y ojos más ojos, y de pronto la sonrisa. Los ojos bizcos le desaparecieron de la cara y la cara se le transformó en sonrisa. Todas las bizcas la imitaron. Habían descubierto el nuevo baile, o algo así. De pronto era un bosque de sonrisas. Todas tras los árboles.
Tuve que volverme.
Mi caballo se detuvo en la mitad de los pedregales, en subida y se me murió, ¡así que caminé! A ella ni la despedí, ni la miré, ni sé cómo quedó. No me importaba.
Esa noche, cuando calló el ladrido de los perros y la vi venir pasando la tranquera, arrastrando las patas por el camino de los eucaliptos, pensé: ésta me entierra. Y atrás mío sentí algo o alguien que decía: cripta. Esa noche ninguno de los dos dormimos, haciéndonos los dormidos. Afuera había una brisa constante.
Al otro día la abandoné. Dejé todo.
[Texto escrito hacia 1997. no representado.]
Alejandro Urdapilleta nació en Montevideo, Uruguay el 10 de marzo de 1954. Se nacionalizó argentino. Es actor, guionista y escritor.
Obra literaria: Vagones transportan humo (2000), Legión Re-ligión. Las 13 Oraciones (2007) yLa poseída (2008).



http://youtu.be/71NVbYdScs4


http://youtu.be/gK378t9VP74














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