LUIS MIGUEL RABANAL /
POESÍA REUNIDA ( 2014- 1977 )
dijo Paloma Corrales
UNA BREVE SELECCIÓN DE SUS POEMAS
Quiere el hastío que me golpeen tus palabras, me
cuentan su aventura de gladiador, sus patrañas más
perentorias y absurdas, y se van después a beber las
ginebras.
Ya no me importan tus labios azules por el frío más frío
ni esa noche recíproca que el amor empaña con su
poder y su lástima.
Toda la casa huye del silencio.
POESÍA REUNIDA ( 2014- 1977 )
dijo ELOÍSA OTERO
“Muchas gracias, amigos. El gordito, estupendamente bien. Lo tiene todo en su sitio, es precioso. Y tampoco son tantas páginas, solo 776”. El poeta Luis Miguel Rabanal observa los primeros ejemplares físicos de su “Poesía reunida” y habla de sus sensaciones (por el Facebook). Se lo acaban de llevar a su casa de Avilés, desde León, los poetas Rafael Saravia y Alberto R. Torices. Para Luis Miguel, este libro es su “gordito azul” y mucho más. Para sus amigos y amigas, lectores y lectoras, esta edición supone un acontecimiento esperado y feliz. “Este cuento se ha acabado” es el título de un libro que reúne toda la poesía que Rabanal ha escrito entre 1977 y 2014.
Editado por el sello sevillano Renacimiento en la colección Calle del Aire, el volumen es un tesoro fabricado con amor, el de Luis Miguel Rabanal y el de sus amigos, los poetas Alberto R. Torices y Rafael Saravia, quienes, con la ayuda de MJ Romero, poeta también y compañera de Rabanal, han llevado a cabo el gran trabajo de recopilar y transcribir toda la obra poética dispersa del poeta rojo de Olleir.
Porque Luis Miguel Rabanal (Riello, León, 1957) reúne aquí todos sus libros y cuadernos publicados hasta la fecha, incluidos tres poemarios que salieron por primera vez en la red. El volumen cuenta además con varios textos cómplices: un frontispicio de Antonio Gamoneda, un prólogo de Tomás Sánchez Santiagoy un epílogo de MJ Romero.
dijo Paloma Corrales
Yo no suelo recomendar libros de poesía, creo que uno llega a ellos porque previamente hay una búsqueda, una necesidad que nos vincula a determinado poeta, a su obra, en resumen: una causalidad. Así me sucedió a mí con Luis Miguel Rabanal.
Su manera de decir, de indagar, su mirada que convoca y sugiere, su percepción, su extrema sensibilidad y una extensa obra poética han dado lugar a un libro que hoy, en contra de mi costumbre, sí quiero recomendar con vehemencia y admiración: “Este cuento se ha acabado”, una joya que lleva consigo un frontispicio de Antonio Gamoneda, un prólogo de Tomás Sánchez Santiago y un epílogo de MJ Romero, ¿se puede pedir más?
Anótenlo y no se lo pierdan, el profundo conocimiento de este hombre-poeta es un auténtico regalo para cualquier lector de poesía.
LuísMi e hijo ( hace algunos años ) |
UNA BREVE SELECCIÓN DE SUS POEMAS
Quiere el hastío que me golpeen tus palabras, me
cuentan su aventura de gladiador, sus patrañas más
perentorias y absurdas, y se van después a beber las
ginebras.
Ya no me importan tus labios azules por el frío más frío
ni esa noche recíproca que el amor empaña con su
poder y su lástima.
Toda la casa huye del silencio.
PROTOCOLO 13 dd
Es la voz que flaquea y amortigua
chasquidos. La que sobrevivió
amenazando al responsable
arbitrario de los hechos.
Quien se encargaba de la dicha
nos hacía una seña.
Nos colmó de pústulas....
En el corredor era imperativo reír
con la máscara del torpe.
Ella jamás abandonaría
el cuarto, perderá para siempre
el apetito y la vergüenza
y eso que designan sin timidez
coraje. Ella jamás despertó
del sueño desatinado de los justos.
Los nuevos hermanos, la leche
del hervidor que se escapa, niños
pálidos al ver a los lobos
cruzar esa senda.
La carne que se corrompe
al amanecer, la carne
que se corrompe sin algarabía,
dulcemente
casi.
.
de «A la que falta», Origami 2013
— Mi madre falleció el 13 de diciembre de 2006. El título del poema algo tendrá que ver con aquella fecha, digo yo. (LuisMi)
Es la voz que flaquea y amortigua
chasquidos. La que sobrevivió
amenazando al responsable
arbitrario de los hechos.
Quien se encargaba de la dicha
nos hacía una seña.
Nos colmó de pústulas....
En el corredor era imperativo reír
con la máscara del torpe.
Ella jamás abandonaría
el cuarto, perderá para siempre
el apetito y la vergüenza
y eso que designan sin timidez
coraje. Ella jamás despertó
del sueño desatinado de los justos.
Los nuevos hermanos, la leche
del hervidor que se escapa, niños
pálidos al ver a los lobos
cruzar esa senda.
La carne que se corrompe
al amanecer, la carne
que se corrompe sin algarabía,
dulcemente
casi.
.
de «A la que falta», Origami 2013
— Mi madre falleció el 13 de diciembre de 2006. El título del poema algo tendrá que ver con aquella fecha, digo yo. (LuisMi)
La ventana que se cierra
a lo oscuro,
el revuelo de gaviotas.
El pésimo humor del que grita. ...
Nada que valga de su asco,
abre las venas sin querer
al pesar solamente.
Si la mirada acudiese de lejos,
si todavía creyera en trasgos
que hacen difícil
crecer y ser hombre.
Es sagrado el momento.
Carece de importancia lo demás
que se oculta.
.
de "Mortajas", León 2009
LOS ÑUBEROS
Cada noche un encontronazo con la suerte
de haber vivido tanto, como el embalsamador
contempla de cerca su cadáver y ya es casi bello
el pobrecín, y se sonríe.
La tormenta ha arrasado los pinos de Ovidio
y en la tierra se posan los grajos para despertarte
por última vez.
Sueñas aquello que destruye: granizos y guerrillas,
mujeres con un viejo mantón oxidado y niños de pie
entonando ignominiosamente el himno.
Cara al sol, les enseñaba con furia don Honesto.
Y mañana los duendes volverán a soplar las nubes.
Se dicen de ti barbaridades.
Los muchachos ya tienen bigote y alguien les espera
con la falda subida y sin bragas en el caserón de A.
Si quisieras ir tras ellos aún habría sitio para ti
entre sus piernas felices como el saúco
y la copla muy gozosa de los mirlos.
Mas eres pequeño todavía y está bien que así sea.
Deja de mirar el mundo como si fuese la playa
donde encontraron hace muchos años ahogado
y sin cabeza, una tarde de junio, al tío Florentino.
Lo tuyo es el tango y las piedras ligeramente
redondas.
LMR
OTRA MEDITACIÓN
Se le reconoce por su cuerpo maltrecho y su voluntad perdida.
Desde su mesa escribe aún por doquier palabras entrañables
con que desentorpecer sus manos heladas,
y quiere construir una estancia que cobije tanto dolor,
y se resigna a ceder ante la próxima muerte
un desconocido rincón de su costado.
Para que el tiempo lo castigue con suma lentitud
es preciso regresar a la Fuente
y adivinar desde allí la existencia.
Muchachos que rasgan con tozudez la ropa interior de las muchachas
para después amarlas mucho y a deshora.
O si no, niños que vienen de las afrentas terribles con cabellos de punta
y barro y sangre en las rodillas: morir por San Antonio
y por su santa hermana.
Todo se ha cumplido igual que un desvanecimiento,
los días recrudecen su demora y al atardecer se ven cerca los cuervos.
Quiso también alguna vez modificar el necio tamaño de las cosas,
un caballo de cartón o el cabás nuevo de Isi o la propia mansedumbre,
y de paso el curso brutal de los arroyos, donde un pantano para siempre
ahogaría a los muertos y la inmensa ternura.
Quiso llorar y no tuvo ojos para ello tampoco.
Pasan las horas y de aquella voz sólo permanece
una sombra que se estira
hasta atrapar la infancia en cubos de inmundicia
y de tanta soledad, aunque él lo niegue y ahora mismo se sorprenda
sollozando, mientras una lluvia grande borra de su corazón
países, compañeros del alma, niñas irreales con leotardos.
A su manera tiene el tiempo justo
para marcharse de nuevo y no encontrar jamás la salida.
No basta el sufrimiento, ni siquiera el eco derrumbado de una noche
de desgracias habitada por rojas mujeres de grandes pechos alevosos,
no basta con que nos demuestre la enfermedad perversa
que cubre de espanto y de hollín sus ojos.
Sin embargo, aún, no nos debe la vida.
.
de "La última vez", Ajimez libros, Gijón 2000
OSCURA PALABRA
El poeta ha terminado por hoy su ingrata tarea.
Apaga el monitor y recoge el teclado una vez más, como si la vida
se le fuese en ese acto, aparentemente, conciliador y errabundo.
Después lava bien sus manos y se consagra para cualquier misterio,
apostar a las clínicas con alguien, recalentar la hamburguesa, llamar
a la cuñada por su nombre y esas placenteras costumbres
con que nos defiende la bruja piruja de la edad.
El tiempo ha jugado con él una nueva partida y le estremece saber
que el poema ha supuesto una denodada derrota,
también una extraña luz cediendo su lugar a las señoras, algo que
tiene que ver con la sustancia de su despojamiento grande.
El poeta decide ahora cuál va a ser su siguiente mirada,
y toma en silencio sus verdes pastillas y se alegra de verse desnudo
ante un espejo que, lo mismo que él, está roto y no existe.
Esto es desesperarse, se dice con ganas de pelea
en tanto contempla, admirado, manchados de semen, sus disquetes,
los crueles borradores de toda una semana y donde habla,
tan mudo, no de amor o del deseo de un martes vergonzoso,
sino del pasado que regresa y lo confunde con su voz afelpada,
y asimismo del cuerpo que no tiene y es una bonita frustración.
Ya es el dueño de su propio destino y tras sus pasos que nadie reconoce
ha hallado un filón de desgracias: la inaudita nieve cubriendo sus ojos,
su mujer cerrándole, también, los ojos porque ya se ha hecho de noche,
la casa con los ojos cerrados pues todos han venido a despedirse.
«Ayer me sometía a una boca rica de muchacha temblorosa y hoy, ya lo ves,
tengo la somera impresión de que nada poseo, nada, nada, carajo».
El poeta no sabe qué hacer con los versos escritos
y hay bolas de papel atrancando las puertas, no está en sus cabales.
de "La última vez", Ajimez libros, Gijón 2000
.
XII
Desde Oterico a Socil,
se ceñirá tu universo a los senderos
que cicatrizan para siempre
y de par en par la memoria.
El espacio que nadie habrá hollado
por ti, la fragancia de las sebes
fatalmente quemadas.
Muchachos y un balón desinflado.
Techos de cuelmo,
allí irían a parar las adversidades
efímeras, señales en tu frente
de que has luchado de sobra
y de sobra perdido.
Muchachos y muchachas
de rabilada y alegres, un beso
sin enojo y ella no descansa
bajo tu cuerpo.
Se apartan de ti las horas
magníficas, hoy sucumbes también
al desamparo que desordena
tus hojas en blanco
e insulta al que desfila.
Justicia y ladrón.
No vuelvas a hacerlo.
Es obediencia del que quiere
escudriñar el tramposo sonido
del amor, anudas sus muñecas
al espino que trepaba
junto al puente,
escribes su apellido para no tener
que olvidarlo, te juro que es verdad
y no hay caricias capaces
para tan grande placer.
Te aguardaban, los niños
jugaban a los botes,
tu madre cosía sin dormir
el vestido muy negro
de Celia.
.
de "Lugares" (Hontanar, 2011)
Luis Miguel Rabanal
nació el 20 de marzo de 1957 en Riello (León).
Durante la mayor parte de la década de los 60 lideró, junto a Isidro San Juan G., la banda de malhechores 'Los petardos', sembrando el oprobio y la iniquidad por muchos sitios y haciendo la vida imposible a los felices transeúntes del triste Camino del Ariego. Aquellas y otras historias fueron llevadas con posterioridad a la pantalla de la serie televisiva Jiménez y el burro, El curro de Jiménez, o algo parecido.
Cursó estudios de Liturgia y Onanismo en diversos centros especializados a los que, por desgracia, no pudo prender fuego en su momento.
Más adelante se licenció en lenguas y demás partes pubendas, fue también futbolista y gran degustador de Smirnoff.
Actualmente reside en el Principado de Mónaco, perdón, en el de Asturias y añora una barbaridad Omaña. Tiene dos hijos o uno, según; el mayor, de nombre impronunciable, L u i s m i g u e l, saltimbanqui, violinista y pendenciero; el más pequeño, Memé, quiere ser cuando crezca cocinero y vecino; en fin, ambos son muy buenos chicos y adoran a MJ., que es su madre. Lo mismo que el autor. Desde finales de 1997, debido a la tetraplejia producida por un derrumbe doméstico o por un accidente de surf, ya no se acuerda, es usuario de una bonita silla de ruedas Breezy.
Así y todo, y con dolores, continúa escribiendo, (si hasta el célebre programa de voz con que está dictando texto se pregunta cómo lo consigue). Se conoce que hace poco que dejó de fumar y que es bastante cabezota... (del blog de Viktor Gómez)
Blog de Luis Miguel Rabanal
http://www.luismiguelrabanal.tk/
http://luismiguelrabanal.wordpress.com
a lo oscuro,
el revuelo de gaviotas.
El pésimo humor del que grita. ...
Nada que valga de su asco,
abre las venas sin querer
al pesar solamente.
Si la mirada acudiese de lejos,
si todavía creyera en trasgos
que hacen difícil
crecer y ser hombre.
Es sagrado el momento.
Carece de importancia lo demás
que se oculta.
.
de "Mortajas", León 2009
LOS ÑUBEROS
Cada noche un encontronazo con la suerte
de haber vivido tanto, como el embalsamador
contempla de cerca su cadáver y ya es casi bello
el pobrecín, y se sonríe.
La tormenta ha arrasado los pinos de Ovidio
y en la tierra se posan los grajos para despertarte
por última vez.
Sueñas aquello que destruye: granizos y guerrillas,
mujeres con un viejo mantón oxidado y niños de pie
entonando ignominiosamente el himno.
Cara al sol, les enseñaba con furia don Honesto.
Y mañana los duendes volverán a soplar las nubes.
Se dicen de ti barbaridades.
Los muchachos ya tienen bigote y alguien les espera
con la falda subida y sin bragas en el caserón de A.
Si quisieras ir tras ellos aún habría sitio para ti
entre sus piernas felices como el saúco
y la copla muy gozosa de los mirlos.
Mas eres pequeño todavía y está bien que así sea.
Deja de mirar el mundo como si fuese la playa
donde encontraron hace muchos años ahogado
y sin cabeza, una tarde de junio, al tío Florentino.
Lo tuyo es el tango y las piedras ligeramente
redondas.
LMR
OTRA MEDITACIÓN
Se le reconoce por su cuerpo maltrecho y su voluntad perdida.
Desde su mesa escribe aún por doquier palabras entrañables
con que desentorpecer sus manos heladas,
y quiere construir una estancia que cobije tanto dolor,
y se resigna a ceder ante la próxima muerte
un desconocido rincón de su costado.
Para que el tiempo lo castigue con suma lentitud
es preciso regresar a la Fuente
y adivinar desde allí la existencia.
Muchachos que rasgan con tozudez la ropa interior de las muchachas
para después amarlas mucho y a deshora.
O si no, niños que vienen de las afrentas terribles con cabellos de punta
y barro y sangre en las rodillas: morir por San Antonio
y por su santa hermana.
Todo se ha cumplido igual que un desvanecimiento,
los días recrudecen su demora y al atardecer se ven cerca los cuervos.
Quiso también alguna vez modificar el necio tamaño de las cosas,
un caballo de cartón o el cabás nuevo de Isi o la propia mansedumbre,
y de paso el curso brutal de los arroyos, donde un pantano para siempre
ahogaría a los muertos y la inmensa ternura.
Quiso llorar y no tuvo ojos para ello tampoco.
Pasan las horas y de aquella voz sólo permanece
una sombra que se estira
hasta atrapar la infancia en cubos de inmundicia
y de tanta soledad, aunque él lo niegue y ahora mismo se sorprenda
sollozando, mientras una lluvia grande borra de su corazón
países, compañeros del alma, niñas irreales con leotardos.
A su manera tiene el tiempo justo
para marcharse de nuevo y no encontrar jamás la salida.
No basta el sufrimiento, ni siquiera el eco derrumbado de una noche
de desgracias habitada por rojas mujeres de grandes pechos alevosos,
no basta con que nos demuestre la enfermedad perversa
que cubre de espanto y de hollín sus ojos.
Sin embargo, aún, no nos debe la vida.
.
de "La última vez", Ajimez libros, Gijón 2000
OSCURA PALABRA
El poeta ha terminado por hoy su ingrata tarea.
Apaga el monitor y recoge el teclado una vez más, como si la vida
se le fuese en ese acto, aparentemente, conciliador y errabundo.
Después lava bien sus manos y se consagra para cualquier misterio,
apostar a las clínicas con alguien, recalentar la hamburguesa, llamar
a la cuñada por su nombre y esas placenteras costumbres
con que nos defiende la bruja piruja de la edad.
El tiempo ha jugado con él una nueva partida y le estremece saber
que el poema ha supuesto una denodada derrota,
también una extraña luz cediendo su lugar a las señoras, algo que
tiene que ver con la sustancia de su despojamiento grande.
El poeta decide ahora cuál va a ser su siguiente mirada,
y toma en silencio sus verdes pastillas y se alegra de verse desnudo
ante un espejo que, lo mismo que él, está roto y no existe.
Esto es desesperarse, se dice con ganas de pelea
en tanto contempla, admirado, manchados de semen, sus disquetes,
los crueles borradores de toda una semana y donde habla,
tan mudo, no de amor o del deseo de un martes vergonzoso,
sino del pasado que regresa y lo confunde con su voz afelpada,
y asimismo del cuerpo que no tiene y es una bonita frustración.
Ya es el dueño de su propio destino y tras sus pasos que nadie reconoce
ha hallado un filón de desgracias: la inaudita nieve cubriendo sus ojos,
su mujer cerrándole, también, los ojos porque ya se ha hecho de noche,
la casa con los ojos cerrados pues todos han venido a despedirse.
«Ayer me sometía a una boca rica de muchacha temblorosa y hoy, ya lo ves,
tengo la somera impresión de que nada poseo, nada, nada, carajo».
El poeta no sabe qué hacer con los versos escritos
y hay bolas de papel atrancando las puertas, no está en sus cabales.
de "La última vez", Ajimez libros, Gijón 2000
.
XII
Desde Oterico a Socil,
se ceñirá tu universo a los senderos
que cicatrizan para siempre
y de par en par la memoria.
El espacio que nadie habrá hollado
por ti, la fragancia de las sebes
fatalmente quemadas.
Muchachos y un balón desinflado.
Techos de cuelmo,
allí irían a parar las adversidades
efímeras, señales en tu frente
de que has luchado de sobra
y de sobra perdido.
Muchachos y muchachas
de rabilada y alegres, un beso
sin enojo y ella no descansa
bajo tu cuerpo.
Se apartan de ti las horas
magníficas, hoy sucumbes también
al desamparo que desordena
tus hojas en blanco
e insulta al que desfila.
Justicia y ladrón.
No vuelvas a hacerlo.
Es obediencia del que quiere
escudriñar el tramposo sonido
del amor, anudas sus muñecas
al espino que trepaba
junto al puente,
escribes su apellido para no tener
que olvidarlo, te juro que es verdad
y no hay caricias capaces
para tan grande placer.
Te aguardaban, los niños
jugaban a los botes,
tu madre cosía sin dormir
el vestido muy negro
de Celia.
.
de "Lugares" (Hontanar, 2011)
GOTTFRIED BENN SE SACA UN POEMA DE LA MANGA
sin nadie a quien hablar y sin mujeres
G. B
El atardecer es un sarpullido increíble
cuando más despacio pasan los trenes.
Nadie va a preguntarme hoy
la hora tampoco, se dice el extranjero.
Las muchachas bullen con cintas en llamas.
El mago está cerca: busca en su fardel
la arrogancia y el tubo de aceite
para impedir la vida sin misericordia ninguna.
El mago se agacha a sonreírle
al tullido.
Donde la vejez se hace llamar
por la voz frugal que clarifica la tarde
allí acecha el trajín y la sombra el hombre
siniestro, sacude sus pies, está solo.
Es verdad que se humedece la tierra
y las algarabías del tiempo no son sino hilos
que trunca con sus dientes manchados
el pequeño canalla.
.
De “Tres inhalaciones”, próximamente en Amargord.
Luis Miguel Rabanal
nació el 20 de marzo de 1957 en Riello (León).
Durante la mayor parte de la década de los 60 lideró, junto a Isidro San Juan G., la banda de malhechores 'Los petardos', sembrando el oprobio y la iniquidad por muchos sitios y haciendo la vida imposible a los felices transeúntes del triste Camino del Ariego. Aquellas y otras historias fueron llevadas con posterioridad a la pantalla de la serie televisiva Jiménez y el burro, El curro de Jiménez, o algo parecido.
Cursó estudios de Liturgia y Onanismo en diversos centros especializados a los que, por desgracia, no pudo prender fuego en su momento.
Más adelante se licenció en lenguas y demás partes pubendas, fue también futbolista y gran degustador de Smirnoff.
Actualmente reside en el Principado de Mónaco, perdón, en el de Asturias y añora una barbaridad Omaña. Tiene dos hijos o uno, según; el mayor, de nombre impronunciable, L u i s m i g u e l, saltimbanqui, violinista y pendenciero; el más pequeño, Memé, quiere ser cuando crezca cocinero y vecino; en fin, ambos son muy buenos chicos y adoran a MJ., que es su madre. Lo mismo que el autor. Desde finales de 1997, debido a la tetraplejia producida por un derrumbe doméstico o por un accidente de surf, ya no se acuerda, es usuario de una bonita silla de ruedas Breezy.
Así y todo, y con dolores, continúa escribiendo, (si hasta el célebre programa de voz con que está dictando texto se pregunta cómo lo consigue). Se conoce que hace poco que dejó de fumar y que es bastante cabezota... (del blog de Viktor Gómez)
Blog de Luis Miguel Rabanal
http://www.luismiguelrabanal.tk/
http://luismiguelrabanal.wordpress.com
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