No digas que es inútil la lucha,
que las heridas y el esfuerzo son en vano,
que el enemigo no ceja ni desfallece,
y que todo seguirá como siempre.
Si fue falsa la esperanza, los temores también pueden mentir;
Tal vez tras ese humo lejano, ocultos,
ahora mismo tus camaradas persigan al adversario en retirada,
y, pese a tu escepticismo, resulten dueños del campo de batalla.
Pues aunque aquí las olas exhaustas rompan
sin que parezcan ganar un palmo,
por allá la marea inunda bahías y ensenadas,
Gracias Alicia. Un poema que necesitaba leer y reler.
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