sábado, 7 de diciembre de 2013

SILVIA LOPEZ / POEMAS INÉDITOS

SILVIA LOPEZ


Poemas inéditos





Porta Nigra




Desde sus ventanales

veo caer la llovizna

sobre la ciudad romana

las gotitas rebotan en la piedra

saltan a mi piel

despierto

como el recién nacido

de una nueva especie

mis pulmones

se llenan de aire

dos mil años atrás.


Llegué a Treveris

en un intento por matar

la resignación de mi padre

su manera arqueada

que me espera en unos años

los miedos

nuestros hombros

subiendo la montaña

con la piedra de Sísifo

cierta cadencia en la marcha

el susurro de los pasos

como un secreto que pasa

de boca en boca

esta historia es repetida

y soy la última en enterarme

como el traicionado

en el amor.


Sin embargo

el ciruelo que él cuida

ha copiado en su tronco

la curva de su espalda,

en sus ramas

el recorrido de sus venas

y con eso saca

las flores más hermosas


como en tiempos de mi abuela

cuando yo anhelaba lo desconocido

pétalos, nieve de la imaginación

alfombra mágica

que me trajo a Treveris

desde ese patio

cuando todo era posible

incluso equivocarse.






Cuesta de Lipán


Un hombre se pasea

a distancia reglamentaria

del abismo

hay un rail de contención

está ahí para recordarle

la precariedad

pero el hombre

anda despreocupadamente.


Por el momento

admira la belleza del paisaje

tal vez se pregunte

si el precipicio imita las curvas

del camino.


Cómo es posible

que la tierra se quiebre así

y en otras partes se pliegue

como la falda de su madre

en innumerables dobleces

cuando él apoyaba

la cabeza en su pecho.


Oía su voz distorsionada

charlando con visitas

que no se iban nunca

pero no era la voz de ella

lo que realmente lo calmaba

sino su vibración,

así perciben los animales

la inminencia de un terremoto.


Cómo habrá sido

el que caló ese abismo,

qué impide que ocurra uno

en ese preciso momento

y aunque él no se aparte

del camino trazado,

la tierra se lo trague

sepultando cualquier plan.




 Aquí hay tapicerías, Abelone, tapicerías. Me imagino que estás aquí; hay seis tapicerías; ven, pasemos lentamente ante ellas.


Pues hay en los museos una multitud de muchachas que han abandonado, aquí y allá, casas que no conservaban ya nada. Se encuentran ante estas tapicerías, y se olvidan durante algún tiempo. Han sentido siempre que esto debe de haber existido en algún sitio: una vida semejante, suavizada en lentos ademanes que nadie ha esclarecido nunca.

Rainer Maria Rilke (Los cuadernos de Malte Laurids Brigge)



Querido Malte:



Me encontré con Rainer en el museo de Cluny

estaba en la sala de la dama y el unicornio

otro día lo vi en Ronda

en el hotel de los ingenieros ingleses

que construyeron el ferrocarril.


Al borde del abismo

que parte a la ciudad en dos

su estatua contempla el paisaje andaluz

donde él acostumbraba a detenerse.


Hay una calle con su nombre

el cartel tiene pintada una rosa

(vos, que te preocupabas tanto

por las maneras de morir

dirías que se muere a lo Rilke

con la espina de una rosa)

y también, la librería Rilke

por si nos quedaran dudas

de que transitamos

su camino.


Paseo por la sala del museo

soy Abelone, Malte

miro los tapices en silencio

lentamente, como me indicaste

la luz es tenue

y la dama medieval

habita delicadamente

su jardín de los sentidos.


Creo ver la botánica de un paraíso

que los animales husmean curiosos

ella permanece serena

siempre entre el león y el unicornio

siempre los estandartes de azur y gules

y nos hace saber que su enigma

nunca se esclarecerá.


Pero en uno de los tapices

el monito huele

de una flor robada a su señora

el perfume de este jazmín

aquí, en mi mesa


el perfume me devuelve la existencia

como a ella, el unicornio al ser tocado

y también, por ser tocado

vive en su tapiz.


Yo me siento, de alguna forma misteriosa

pensada en esos hilos de seda

tal vez como una manera de espantar

la idea de extinción

(¿me equivoco, Malte?)


o como si esos hilos fueran

de la misma materia

que las cuerdas

de cierta sensibilidad

donde comulgan

(tan solos por el mundo)

los miembros de una logia

ignorantes de su pertenencia


hasta que sienten

mirando el tajo de Ronda

–aunque nunca hayan pisado Andalucía

o tapices medievales

–aunque jamás se haya ido a París

la mano de Rainer

que les acaricia la cabeza.














En la rueca



Se deja tejer

en un telar sencillo

al sol de la mañana


se va hilando

de una madeja ínfima

de todos los colores.


Al mediodía empieza

a encontrarse todos los defectos.


Por la tarde ya no se le puede hablar.


A la noche se desteje hasta mañana

abrazada a tu lienzo

penélope.


Fotos : Silvia Lopez

2 comentarios:

  1. bodegonconteclado.wordpress.com7 de diciembre de 2013, 5:38

    Hola, Alicia!!! Saludé a tus amigos en FIL Guadalajara. Mucho libro pesqué en ese río revuelto de la FIL. Todavía me duele la espalda por cargar esa maleta tan pesada... Pero los tesoros, tesoros son. Un abrazo desde Puerto Rico. Lilliana :-)

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    1. Hola, Lili !! Ya nos irás contando acerca de los libros que conseguiste! :) Qué bueno! Abrazo

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